La canción del pirata (con perdón de Espronceda)

Con cien mamones apandan,
armados hasta las muelas
naos, atunes y chapelas
bucaneros somalís.
Tropel negrata que clama
haber apresado y rendido
un bajel desconocido,
por bandera un chacolí.

La hambruna de sus favelas,
su pobreza y su sufrimiento
ablanda los sentimientos
de ministras envueltas en tul;
y ante una reacción tan pacata
se ve el capitán en Europa
poniéndose ciego a  farlopa
y haciendo vida de gandul.

De la Vega, Moratinos
y Chacón,
que digo que qué hay de lo mío
que aquí el gentío hace chanza
de vuestro nulo brío, y tardanza
en disponer una solución.

Con pavesas
en el pecho
nuestro acecho
a otros parnés
respondieron
cañones
sin concesiones
en francés.

Débil blanco sin decoro,
qué sindiós, qué lenidad.
Llamad a Londres con tiento
y no irritéis a la Yihad.

Allá breguen lucha intensa
legos jueces
por un plano más en prensa,
a cuenta de un primo mío
que si es mocetón o si es crío
según su quijada o sus heces.

Y no hay gabarra
ni trainera
que partiera
a la porfía,
ni un etarra
en la arrojada
Armada de Euskalherría.

Débil blanco sin decoro,
qué sindiós, qué lenidad.
No os vamos a hacer descuento:
dejaos de cuentos, ¡pagad!

Ferozmente nos previenen
Fuerzas Mermadas:
«Si esta pugna se sostiene
es inminente el abordaje…
del problema con su guaje».
Y después no hicieron nada.

Pues que me echen
seguratas
y fragatas
que tuvieren,
que por liberar
a Willy
hizo la mili
Haradere.

Débil blanco sin decoro,
qué sindiós, qué lenidad.
Nos mataréis de aburrimiento:
aquí no hay niñas que violar.

No han de ser muy inteligentes,
más bien primos,
para fiarse de mi gente.
Pero lo hizo el CNI,
al que ‘no se engaña tan así’,
mas cayó en un teletimo.
Con millones
nos hostigan
desde aviones
disparados,
y nos ponemos
cachondos
con los fondos
reservados.

Débil blanco sin decoro,
qué sindiós, qué lenidad.
Ni un mal tiro de un sargento
nos dio por casualidad.

Todo son bodas, licor
y canciones,
vivas a la idiocia y el candor
a la diplomacia y la templanza:
queremos fichar por la Alianza
de las Civilizaciones.

Eso es todo,
pues nos vemos
cuando estemos
en apuros:
ya sabemos
que es mejor
lanzarse a por
lo seguro.

Débil blanco sin decoro,
qué sindiós, qué lenidad.
Si el talante es vuestro talento
siempre habréis nuestra amistad.